Patio de los Naranjos
- Basílica Visigoda de San Vicente
- Mezquita fundacional de Abderramán I
- Ampliación de Abderramán II
- Intervención de Abderramán III
- Ampliación de Alhakén II
- Mihrab
- Ampliación de Almanzor
- Capilla Real
- Capilla de Villaviciosa
- Parroquia del Sagrario
- Capilla Mayor, Crucero y Coro
- Torre Campanario
- Patio de los Naranjos
- Puertas destacadas
Patio de los Naranjos
El antiguo patio de abluciones califal dará paso al patio cristiano, por lo que las funciones que reúne en las distintas etapas históricas del edificio serán muy diferentes entre sí. De este modo, de acoger las abluciones, es decir, la purificación ritual previa al rezo musulmán, se convierte en uno de los escenarios esenciales para el desarrollo del ceremonial católico de la Catedral, albergando el tránsito de las mayores solemnidades.
Sin embargo, esta disparidad no sólo se encontrará presente en las funciones sino también en las formas. Así, si en la etapa califal, la fachada norte se encontraba abierta al patio, será tras la conquista cristiana cuando, a partir de la construcción de las capillas, se desarrolle su proceso de cerramiento.
Las opiniones son discordantes si atendemos a la presencia de las galerías que delimitan a este espacio. Así, mientras que algunas fuentes datadas en 1236, hacen alusión a “la claustra de Santa María”, el testimonio de Ambrosio de Morales arroja la ausencia de pórticos en época musulmana. De cualquier modo, se conoce que las tres galerías fueron reconstruidas durante el episcopado de Martín Fernández de Angulo (1510-1516), a cargo del arquitecto Hernán Ruiz I.
Además, existe una absoluta certeza en apuntar que su denominación e imagen actuales son deudoras de la labor emprendida por el obispo Francisco Reinoso (1597-1601), que plantea el espacio a modo de jardín. Naranjos, palmeras y cipreses se distribuyen en hileras, como si se tratara de la proyección hacia el exterior de aquellas columnas que pueblan la sala de oración. El agua también tiene cabida en este singular espacio, con la presencia de los surtidores y las fuentes de Santa María y del cinamomo.